Oración de la mañana 25 de Abril

 

Buenos días, Cristo Reina, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, amén.   

En un momento de silencio, cierra tus ojos, respira tranquilamente, concéntrate solo en tu respiración y olvídate de todo lo demás. Revisa tu postura y apoya bien los pies en el suelo y siente como estas sentado, percibe los pies bien apoyados, tu espalda y tus hombros y deja que vayan reposando poco a poco y vamos a hacer unas respiraciones profundas, siente como se expanden los pulmones, aguanta el aire y suelta el aire despacio… otra vez de nuevo inhala profundo, aguanta el aire y suéltalo despacio y una ultima vez, inhala profundo aguanta y suelta el aire despacio sintiendo la relajación de tu cuerpo, de tus músculos… Hazte consciente de tus propios sonidos. Eres tú. Es ahora... Dios está aquí. Salúdalo en tu interior.


QUÉ TENGAS PAZ

Llevamos ya más de una semana celebrando la resurrección. La resurrección cambió la vida de los discípulos y también la nuestra. Uno de los frutos de la presencia de Dios en nuestras vidas es la paz. Si seguimos resolviendo los conflictos y las dificultades con violencia es que todavía no hemos resucitado. Existen varios tipos de paz, como son:

PAZ POR DENTRO: Esa que llega a veces, cuando se alcanza algo. Cuando uno ve las cosas con perspectiva. Cuando valoras lo que tienes. Cuando, por un rato, te ríes de tus pequeños dramas y no te tomas tan en serio lo que no es eterno. Esa que llega cuando aparcas la urgencia, lo imprescindible. Cuando aceptas las pequeñas frustraciones sin convertirlas en tragedia, y disfrutas las alegrías sin pretender apresarlas. Es la paz de esos momentos mágicos, en los que sientes que todo está bien.

PAZ CON OTROS: Que se nos van demasiadas fuerzas en enfrentarnos, en juzgarnos, en criticarnos, en malinterpretarnos. Y la mayoría de veces no es mala voluntad, sino un poco de inercia. No es mala intención, sino desconocimiento. No es enfrentamiento, sino incomunicación. Y por eso siempre hay alguien a quien juzgar, condenar o atacar… No somos fáciles unos para con otros, pero ojalá sepamos vivir esa complejidad desde el respeto, desde el amor básico y desde la disposición a comprender.

PAZ CON DIOS: La paz contigo, Señor, tiene algo de batalla. Es paz de fondo, y tormenta cotidiana. Cuando pides mucho, o cuando no hablas, cuando no te sabemos escuchar, cuando es difícil comprenderte… y pese a todo, no se nos rompen los vínculos. Y es la paz que uno siente en esos momentos (pocos o muchos, cada quién sabrá), en que uno se sabe de verdad amado por Ti, sin condiciones; aceptado, comprendido. La paz que llega cuando uno se da cuenta de que Tú sí crees en nosotros. Eso lo cambia todo. Aunque sea por un instante.

Rezamos juntos un Padre Nuestro, para que Cristo nos ayude a estar despiertos y a celebrar La Paz. 


Oración de José Gras

“... buscad el reino de Dios, esto es, haced que Dios reine en vuestro corazón, por medio 

de vuestra filial confianza en su bondad y de vuestra acrisolada fidelidad a su amor, y 

veréis cumplirse espléndidamente las divinas promesas”

CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA, CRISTO LUZ INFINITA ALUMBRA NUESTRA INTELIGENCIA. AMÉN

EN EL NOMBRE DEL PADRE DEL HIJO DEL ESPIRITU SANTO AMÉN

¡Que tengáis un buen día!





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