Oración, 28 mayo 2024

Oración de la mañana.  

¡Buenos días, Cristo reina!  

Nos preparamos para comenzar la oración de la mañana.  

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Respiremos hondo, dejemos que llegue el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana. Haz silencio en tu interior y escucha… Por unos momentos desconectamos de nuestros ruidos, escuchamos en el silencio los latidos de nuestro corazón, sentimos a Dios que nos espera. 

Terminamos mayo, el mes de María, ella nos cuida con infinito amor. María siempre es Madre. 

Si hay un amor que podamos llamar verdadero es el amor sincero de una madre, un amor que a su vez es eterno e infinito.  Ser madre implica seguir los pasos de los hijos, hasta que se hacen grandes, con solo existir y sin saberlo los hijos nos enseñan a amar de manera incondicional. Ser madre significa nunca más estar sola en el pensamiento, pues una madre siempre piensa doble: por sus hijos y por ella. Una madre se siente tremendamente afortunada porque sabe que sus hijos son el mayor tesoro que podría alcanzar a tener. 

Por todo esto, en el mes de mayo honramos a María y le rezamos agradeciéndole su gesto de generosidad al Plan de Dios y su presencia en medio de nosotros, invocando su protección para que nos siga cuidando y bendiciendo y nos dé la fuerza para imitarla en el camino de fe que ella realizó. 

Podemos estar muy seguros de que María camina siempre a nuestro lado, tanto en las alegrías y esperanzas como en los momentos de dificultades y de peligros. Es una madre que está siempre presente. 

María: Tú que velas junto a nosotros, 

que ves nuestras inquietudes; 

Tú que estás a nuestro lado cuando la vida nos sonríe, y también cuando nos hace daño; 

Tú, que nos estrechas con tu amor cuando no todo va bien, 

cuando nada tiene sentido; 

te pedimos que te sintamos cerca de verdad y que nos contagies tu amor. 

Alegra nuestra vida, Madre nuestra. 

Danos fuerza para ser testimonios del amor de Dios. 

Oriéntanos hacia nuestros buenos deseos,  

hacia lo que el Padre ha elegido para nosotros. 

Queremos que el mundo nos vea alegres y contentos, 

que sepamos afrontar nuestras dificultades con optimismo. 

siempre con tu ayuda, siempre con tu presencia.  


Pidamos a María rezando todos juntos: Dios te salve, María ...


En palabras de José Gras: 

Toda hermosa eres, María, 

y no hay mancha en ti.  

Que el fulgor de tu purificante mirada, ilumine,  hermosee  y vivifique siempre todo mi ser. 

Óyeme, Vida,  Dulzura y Esperanza. 

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, amén. 


¡Qué paséis un bonito día! 


 

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