Oración de la mañana, 14-9-2021


Buenos días, Cristo Reina.

Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Comienza un nuevo curso, algo nuevo da un salto a la vida.
El curso, como todo lo que empieza, está lleno de preguntas, de inquietudes, de intrigas, de esperanzas…
¿Qué pasará en estos nueve meses? Hay algo cierto: en este curso, más que nunca, nos ha llegado la hora. YA es la hora: la hora de despertar y cuidar a los demás.
La hora de aprender que uno más uno, muchas veces suman tres, cinco e incluso veinticinco. Que sumar esfuerzos multiplica los cambios. Y que, si nos dividimos, será difícil volver a recomponernos.
La hora de descubrir que, aun debajo de la mascarilla, una sonrisa amplia y sincera es el idioma más sencillo, más fácil de aprender, mundialmente compartido y, seguramente, el más poderoso de todos.
Es la hora de dialogar con el corazón, aprender a dar la razón, disfrutar compartiendo, aprender a pedir ayuda, jugar con todos, divertirnos, soñar, observar e iluminar cada día de los demás con miradas sinceras y manos abiertas.
También durante este tiempo, veremos cerca de nosotros cosas que nos sorprenderán. No podremos aclararlo todo, pero sí quisiéramos entender mejor muchas de las cosas que pasan; queremos ir más seguros por la vida y, sobre todo, tener cerca a alguien que nos ayude a crecer. Para ello, tus seños y profes, como tus padres, son quienes te enseñan a descubrir el mundo de las letras, de los números, de los animales… pero, sobre todo, de Dios. Ellos te ayudan a entender cómo has de comportarte con nuestro Padre del cielo, con tus padres de la tierra, con tus hermanos, con tus amigos y con todas las personas. Por eso, nos ha llegado la hora, la hora de seguir más a conciencia a Jesús. ¡Despierta!

Querido Jesús,
te doy gracias por poder ir al cole
y te pido por todos los chicos y chicas que no pueden hacerlo.
Ayúdame a estudiar mucho
y aprender cada día más.
Quiero ser un buen compañero,
preocuparme por los demás, ayudar a todos,
compartir con ellos mi tiempo, mi alegría y mi cariño.
Te pido por mis maestros:
dales mucha fuerza y alegría
para que nos enseñen con paciencia y mucho amor.
Danos tu fuerza, Señor,
para hacer un mundo donde todos puedan estudiar y aprender.


Rezamos juntos el Padrenuestro.


En palabras del padre Gras:

Ponme, oh Jesús, como un sello sobre tu corazón; como un sello sobre tu brazo, a fin de que no ame ni emprenda cosa alguna que no sea para complacerte.


Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. Cristo, luz infinita, alumbre nuestra inteligencia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



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