Oración de la mañana 14 Diciembre
Buenos días Cristo Reina nos preparamos para la oración.
Canción “adviento”
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amén.
Ayer celebramos el tercer domingo de adviento, llamado el domingo del Gaudete, domingo de la alegría. Se nos invita a levantar nuestra mirada y a dejarnos inundar de gozo ante el inminente nacimiento del Niño Jesús; y, aunque seguimos viviendo en medio de la incertidumbre, inquietud, preocupación, angustia y de tantas necesidades, la fe lo ilumina todo con una nueva luz. María, nuestra Madre camina junto a nosotros y nos alienta a creer que nada es imposible para Dios.
En medio de nuestros desiertos y luchas, también resuena la voz del bautista, el precursor. Su anuncio fue motivo de alegría para un pueblo abatido y cansado que anhelaba su liberación. Cuando le preguntaron quién era, él solo respondió:
“Yo no soy el Mesías, no soy Elías, no soy el profeta. Soy solo la voz que grita en el desierto. Detrás de mí viene uno que es más grande que yo, a quien yo no merezco siquiera desatarle las correas de sus sandalias. Detrás de mí viene el Señor, el dueño de la Vida, el motivo de mi alegría”.
¿Por qué nos preocupa siempre algo? ¿Por qué no somos felices?
No nos damos cuenta que solo hacemos eco a lo que nos falta, a lo que me gustaría tener, a lo que tiene un amigo y yo no, a lo que me gustaría ser, …
Nos pasamos el día diciendo, quiero esto, dame esto, eso no me gusta, no me queda bien, es pequeño y lo quería más grande…. Sólo quejas de todo lo que tenemos. No nos damos cuenta de lo afortunados que somos, tenemos una familia, un hogar, alimentos, amigos, salud… pero no lo vemos. No somos felices con lo que tenemos.
Y yo te pregunto: ¿Qué o quién es el motivo de tu alegría?
Nuestra alegría no depende del alboroto, de las compras, de los lujos, de los éxitos, incluso de la salud que podamos tener; nuestra alegría nace dentro, en el corazón. Ahí, donde solo Dios habita y consuela. Nuestra alegría viene del Señor que hizo el cielo y la tierra, para quien nada hay imposible.
¿ Y cómo puedo hacer feliz yo a los demás?
Con nuestros pequeños gestos, un abrazo en el momento indicado, escuchando, estando atento a las necesidades de los demás, siendo generosos,…
No olvidemos que todavía podemos ayudar a las personas que no tienen nuestra suerte. Que la Navidad es una fecha dura para algunas familias que no tienen recursos. Hemos estado escuchando por megafonía cada línea de generosidad, hagamos que suene muchas veces más, que nadie se quede sin comer esta Navidad.
Ahora todos juntos rezamos el padre nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
En palabras del padre Gras: “Ven Señor, haznos sentir la dulzura de amarte, la nobleza de servirte, la gloria de adorarte”
Cristo Vence, Cristo Reina, Cristo Impera. Cristo luz infinita, alumbra nuestra inteligencia. AMEN.