Oración martes 23 de abril de 2024

Buenos días, Cristo Reina.

Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El Domingo pasado escuchábamos el Evangelio en el que Jesús nos dice que Él es el Buen Pastor; vamos a recordarlo. Para ello, nos sentamos bien en nuestra silla, cerramos nuestros ojos, apoyamos las manos en nuestro corazón e intentamos sentir sus latidos. Respiramos despacio y hondo una vez, otra vez, una vez más... dejando a Dios entrar en nuestro interior.

Evangelio según San Juan. “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.”

Jesús siempre solía hablar utilizando parábolas y recursos cercanos y sencillos para que todos le entendieran. Y en este caso usa las figuras del pastor y sus ovejas para referirse a su relación con nosotros. 

Si tienes un perrito en casa, seguramente has podido ver que ellos reconocen tu voz, y pueden obedecer muchas instrucciones. Como muchos otros animales, las ovejas pueden reconocer y obedecer a su dueño. 

Además, la oveja es un animal dócil que se fía plenamente de su pastor, ya que las conoce una a una y sabe cuáles son sus necesidades. Entre ellos se crea un vínculo especial de fidelidad.

Las ovejas siguen siempre la voz de su pastor, igual que nosotros seguimos a Jesús. El buen pastor toma bajo su responsabilidad a las ovejas que le son confiadas y se ocupa de cada una de ellas, las guía, alimenta y protege y él sufre frío, calor, cansancio, sed, hambre… por amor. Igual que Jesús, que dio su vida por cada uno de nosotros, por amor.


¿Te gusta que Jesús te cuide? ¿Qué Él te guíe en el camino? ¿Qué Él sane tu corazón? Para que haga todo esto por nosotros, hay que ser sus ovejas, hay que estar cerca de Él y escucharlo para que sea nuestro Pastor.


“Amigo Jesús, te damos gracias porque nos llamas a ser tus ovejas, gracias porque sabemos que nos amas tanto que nos quieres cuidar, guiar, proteger y hasta das la vida por cada uno de nosotros. Hoy queremos comprometernos a seguirte, a estar atentos a tu voz para dejarnos guiar y siempre estar en donde tú nos llames. Amén”


En palabras del padre Gras:

Jesús, Dios en quien creo, en quien espero,

a quien amo sobre todo.

Tú eres bondad infinita, dulzura inagotable.


Terminamos nuestra oración de la mañana rezando:

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea Tu nombre;

venga a nosotros Tu Reino;

hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. Cristo, Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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