Buenos días, Cristo Reina.

Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


Cerramos nuestros ojos, nos sentamos bien en nuestra silla, apoyamos las manos en nuestro corazón e intentamos sentir sus latidos. Respiramos despacio y hondo una vez, otra vez, una vez más...



Evangelio según San Juan (10,1-10):

Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante.  El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. 

Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia."

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

Jesús, en el Evangelio, se nos presenta como el Buen Pastor que guía y protege a sus ovejas hasta llegar a dar su vida por ellas, pero ¿y nosotros? ¿Somos las ovejas que Él espera? ¿Le seguimos? ¿Nos acordamos de Él a lo largo del día? Y si es así ¿Nos comunicamos con Él?

Aquí tenéis ocho reglas para llamarle y contar con Él cuando lo deseéis:

1.    Marca el prefijo correcto. No a lo loco.

2.    Una conversación telefónica con Dios no es un monólogo. No hables sin parar, escucha al que habla al otro lado.

3.    Si la conversación se interrumpe, comprueba si has sido tú el causante del corte.

4.    No adoptes la costumbre de llamar sólo en casos de urgencia. Eso no es trato de amigos.

5.    No seas tacaño. No llames sólo a las horas de "tarifa reducida", es decir, cuando toca o en fines de semana. Una llamada breve en cualquier momento del día sería ideal.

6.    Las llamadas son gratuitas.

7.    No olvides decirle a Dios que te deje en el contestador todos los mensajes que quiera y cuando quiera.

8. Toma nota de las indicaciones que Él te diga para que no las eches en olvido.

Si a pesar del cumplimiento de estas reglas la comunicación se torna difícil, dirígete con toda confianza a las oficinas del Espíritu Santo. Él restablecerá la comunicación.

Si tu teléfono no funciona, llévalo al taller de reparación que lleva por nombre "Sacramento del Perdón". Allí todas las reparaciones son gratuitas y tienen una garantía de por vida.


Terminamos nuestra oración de la mañana rezando:

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea Tu nombre;

venga a nosotros Tu Reino;

hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. Cristo, Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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