Oración lunes 5 de febrero



 ¡Buenos días, Cristo reina!

Nos preparamos para comenzar la oración de la mañana.

Buenos días, CRISTO REINA, nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Comenzamos la oración de la mañana serenando nuestro cuerpo, para ello adoptamos una postura cómoda, hacemos una respiración intensa, cogemos aire y soltamos lentamente…abrimos nuestro corazón a Jesús, y le dedicamos estos primeros minutos de la mañana. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

Lectura del Evangelio según San Marcos

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulso muchos demonios. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: - Todo el mundo te busca. Él les respondió: - Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido. Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra de Dios.

Durante unos años Jesús recorrió los pueblos de Galilea haciendo, sobre todo, dos cosas: anunciar la bondad y el cariño de Dios padre, y librar a las personas de todo mal que pudiera afectarlas. En el evangelio de ayer se dice que sanó a la suegra de Pedro, y curó a muchos enfermos y estaba siempre disponible para atender a cuantos les pedían ayuda. Y además siempre encontraban algún rato para estar con su Padre Dios y mantener con él una relación estrecha y cariñosa, porque eran uña y carne.

En un mundo muchas veces confuso y complicado, Jesús brilla con luz propia para darnos vida, amor y enseñanza…Nos ponemos en camino, nos ponemos en marcha hacia el médico divino que quiere darnos las medicinas que nos sanan.

Como dice la canción, pongamos todo en sus manos para que seamos capaces de ser misioneros, que estemos al servicio de los demás y le escuchemos para que nos ayude a hacer ese servicio con amor, como Él lo hizo.

Ahora rezamos todos un Padre Nuestro.

En palabras del Padre Gras:

Anima, Corazón de mi Rey, mi corazón, para que fortalecido con tu fuerza, pueda vivir adorándote toda mi vida.

Cristo Vence, Cristo Reina, Cristo Impera, Cristo luz infinita alumbra nuestra inteligencia. Amén

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amé

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