Martes, 14 de noviembre 2023
Buenos días, Cristo Reina, nos preparamos para comenzar la oración de la mañana.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Respiremos hondo, dejemos que llegue el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana. Haz silencio en tu interior y escucha… Por unos momentos desconectamos de nuestros ruidos, escuchamos en el silencio los latidos de nuestro corazón, sentimos a Dios que nos espera.
¿Habéis visto alguna vez una semilla de mostaza? A pesar de ser una de las semillas más pequeñas que hay cuando es sembrada en la tierra, se convierte en una planta tan grande que los pájaros pueden hacer sus nidos y pararse en sus ramas.
Jesús contó una parábola comparando la semilla de mostaza al Reino de Dios.
En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»
Palabra del Dios.
¡Qué bien se describe así el Reino de Dios! Cuando Jesús comenzó a predicar no tenía seguidores. Uno a uno, Jesús llamó a sus discípulos hasta que tuvo doce. Fue un comienzo pequeño, pero Jesús envió a los doce y ellos trajeron a otros a Jesús y el reino de Dios creció. De un comienzo pequeño, el Reino de Dios ha crecido y crecido hasta que se ha esparcido por toda la tierra.
Jesús comenzó a desarrollar el Reino de Dios con sólo un puñado de discípulos. Cada seguidor de Jesús es una parte del Reino y eso significa que tú y yo somos una parte del Reino de Dios. Cada vez que le hablamos a otra persona sobre de Jesús, estamos ayudando a que el Reino crezca. ¿No es maravilloso saber qué tenemos una parte en el crecimiento del Reino de Dios?
Contigo, reconocer tu Reino, interpretar sus señales y elegirte.
Rezamos la oración que Jesús nos enseñó…Padre nuestro
En palabras del P. Gras:
Divino Rey Jesús,
reinad en mi alma,
de manera que os adore siempre,
con todas mis potencias y sentidos,
a fin de que,
con mi buen ejemplo y fidelidad,
atraiga muchas almas
a la adoración de vuestra Soberanía.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbra nuestra inteligencia, amén.
¡Feliz martes a todos!