Oración Jueves 5 de Octubre de 2023
Buenos días, Cristo Reina, nos preparamos para la oración….
Buenos días, Cristo Reina, comenzamos la oración de la mañana…
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…
Señor, otro día más nos disponemos a comenzar el día en tu presencia, dándote gracias por todo aquello que nos das y poniendo en tus manos toda nuestra vida.
Hacemos silencio …. cerramos los ojos…… nos colocamos en una posición cómoda…Respiramos profundamente…. y poco a poco vamos relajandonos, preparando nuestro corazón para escuchar a Jesús hablar en él.
Erasé una vez un pequeño árbol en medio de un gran bosque que vivía siempre triste pensando que era el más pequeño de sus compañeros. Él no daba tanta sobra como el resto, no podía proteger a nadie de la lluvia, ni siquiera era capaz de ver el cielo, porque sus otros compañeros lo tapaban con sus grandes ramas.
Pasó que, un día, llegó una gran tormenta al bosque donde este árbol vivía y como sus raíces no eran tan fuertes como las del resto, el árbol cedió con el viento y cayó al suelo. El árbol se lamentaba en su desgracia y tenía mucho miedo, ¿qué sería ahora de él? Allí tirado en la tierra viendo a todos sus compañeros batiendose con el viento se sentía aún más desdichado. Pasó entonces por allí un leñador que andaba cerca en el bosque y cuando vió al pequeño árbol comenzó a cortar la madera…
El pequeño árbol creía que había llegado a su fin… “ Serviré de leña para algún fuego”- pensada.
El leñador decidió llevarlo a su casa, aunque a él también le pareció que esta madera no serviría de mucho.
Pasaron los días y aquel tronco estaba tirado, soportando el sol y la lluvia en las afueras de la casa. Un día pasó un hombre y vio aquel tronco, se acercó y le pregunto al leñador si podía vendérselo. El leñador le contestó: este tronco no me sirve para nada, se lo regalo, puede llevárselo.
En el momento aquel hombre pidió que le llevaran ese tronco a su casa y agradeció al leñador por el gentil regalo. El hombre era un importante escultor. Al tener aquel rústico tronco en su casa, comenzó a tallarlo y esculpirlo, tardó días y logró hacer una hermosa obra de arte que llegó a venderse a un precio impensable.
El pequeño árbol no podía estar más feliz. Había cambiado el bosque por una preciada sala de exposiciones y ahora nunca más pasaría desapercibido, todos admiraban su belleza. Una belleza que siempre había estado en su interior, solo había que pararse a descubrirla.
Nosotros también somos como ese pequeño árbol, nos pasamos la vida admirando la grandeza de quienes nos rodean sin paramos a pensar en la nuestra propia. Tenemos muchos ídolos pero nos cuesta apreciar nuestro propio valor.
Dios es ese escultor que te encuentra. Que te ve caído, en tu dificultad del día a día y decide hacer de ti algo bello. Él nos quiere tal y como somos, nos quiere aún en nuestra debilidad y sabe sacar de ella lo mejor.
Por eso, en el día de hoy, déjate esculpir por Jesús, déjate encontrar por él. Ponte en sus manos y deja que él haga de ti la más bella de sus obras.
Y ahora, pidiéndole a Jesús que sepamos siempre dejarnos encontrar por él, rezamos juntos el padre nuestro:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
En palabras de José Gras:
“Señor, Dios mío, mi entendimiento está rodeado de tinieblas, ilumíname; mi corazón fluctúa en sus afectos, te lo entrego para lo que lo fijes en tu adoración, óyeme, Jesús”
CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA, CRISTO LUZ INFINITA, ALUMBRA NUESTRA INTELIGENCIA, AMÉN.
¡Qué paséis un buen día!