Oración, 28 de marzo

Martes,28 de marzo 2023. 

¡Buenos días, Cristo reina! 

Nos preparamos para comenzar la oración de la mañana. 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Respiremos hondo, dejemos que llegue el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana. Haz silencio en tu interior y escucha… Por unos momentos desconectamos de nuestros ruidos, escuchamos en el silencio los latidos de nuestro corazón, sentimos a Dios que nos espera.


¡Menuda historia esto de hacer obras en casa! Los que habéis tenido experiencia sabéis lo que significa: incomodidades durante un tiempo, polvo y suciedad por todos los lados, proteger lo que es valioso de casa, tratar de ensuciar lo menos posible (que es imposible muchas veces). Pero antes de todo eso, antes incluso de ponerse manos a la obra, hay que hacer algo fundamental: ver qué es lo que nos sobra y tratar de hacer limpieza. Tirar lo viejo, lo que no va a encontrar en nuestra casa nueva un lugar apropiado o va a estorbar y hacer hueco a los muebles nuevos, los nuevos espacios.

¡Claro que nuestra casa seguirá siendo la misma por fuera! Pero por dentro... tendremos, de verdad, una casa en la que nos guste vivir y crecer... Nosotros y los nuestros: porque reformar una casa no sólo beneficia a cada uno de nosotros, también beneficia a todos.

Y dirás... ¿qué tendrá que ver esto con el tiempo de Cuaresma que estamos viviendo?

Muy sencillo: acercarse a la Reconciliación, arrepentirnos de lo malo que hacemos, es hacer un esfuerzo por limpiar nuestra casa, pero la de dentro. Es hacer hueco a Dios en nuestra vida y a los otros (contra los que van muchos de nuestros errores y debilidades) y así sentir que tenemos la oportunidad de renovarnos. Y por eso, en la Penitencia, siempre tratamos de traer a nuestra mente y corazón todo aquello que supone para nosotros una incomodidad o “trastos viejos” que lo único que hacen es estorbar en nuestra vida.

Señor, gracias por ayudarnos a limpiar nuestra casa, nuestro corazón. Contigo es más fácil reformar nuestro día a día, liberar espacio para el encuentro con los demás, encontrar el hueco necesario para ti. Estás haciendo que este tiempo de Cuaresma nos sirva para remodelar nuestra vida y hacer de cada día una oportunidad para el encuentro contigo.


Todos juntos nos cogemos de la mano y rezamos la oración que Jesús nos enseñó, Padre nuestro…


En palabras del padre Gras:

Destruye, Señor, las tinieblas que nos dividen; 

enciende en todos los corazones el fuego de tu amor, 

para que podamos reunir a muchos hombres y mujeres 

que te adoren y extiendan tu Soberanía por todo el mundo.


Cristo  vence,  Cristo  reina,  Cristo  impera,  Cristo  luz  infinita,  alumbra  nuestra inteligencia, amén.


¡Qué tengáis un bonito martes!


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