Oración 20 de octubre de 2022
Buenos días, Cristo Reina.
Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vamos a rezar un ratito con Jesús, tranquilos, sosegados. Cerramos nuestros ojos, nos sentamos bien en nuestra silla, y entrelazamos nuestras manos. Nos imaginamos a Jesús con nosotros, en la silla de al lado. Le oímos decirnos algo. Respiramos despacio y hondo una vez, otra vez... le hablamos a Jesús en silencio. Le contamos algo que sólo Él puede saber.
Ahora, escuchamos esta historia:
El sol viajaba por el cielo, alegre, feliz y glorioso sobre su carro de fuego, lanzando sus rayos en todas las direcciones, repartiendo luz y calor a todos los lugares de la tierra. Pero muy a pesar de la rabia de una nube de humor de temporal, que resoplaba todo el tiempo:
—Despilfarrador, mano rota, regala, regala tus rayos, verás cuántos te van a quedar….
En los viñedos cada grano de uva que maduraba sobre los sarmientos robaba un rayo al minuto, o también dos; y no había una brizna de hierba, o araña, o flor, o gota de agua, que no se tomase su ración de rayos de sol.
Deja, deja que todos se aprovechen de ti: verás cómo te lo agradecerán, cuando no tengas nada más para regalarles.
El sol continuaba alegremente su viaje, haciendo caso omiso a los continuos comentarios impertinentes de la nube, regalando rayos por millones, por miles de millones, sin contarlos. Solamente al caer la tarde contó los rayos que le quedaban: y fíjate, no le faltaba ni siquiera uno.
La nube, de la sorpresa, se disolvió en granizo, y el sol, satisfecho de su trabajo se zambulló alegremente tras el horizonte.
Reflexión:
Hay muchas personas envidiosas, como la nube de hoy, que sufren cuando los demás son generosos. Señor, que nosotros no envidiemos jamás el bien que hacen los otros, sino que los imitemos con gozo y alegría. Gracias, Señor, por la gente que se da a los demás. Te pedimos por aquellos que son egoístas, para que también ellos puedan hacerse generosos y disfrutar con el bien.
Te pedimos Señor por las personas que lo dan todo, y que se dan a los demás, como los misioneros, que estos días recordamos en la Campaña del Domund, para que haya muchas más personas que ayuden a los demás a través de Dios haciendo el bien, como nuestro lema dice: por ti, para ti…te lo pedimos, Señor.
Y ahora, le pedimos a Jesús que seamos rayos de sol rezando el Padre nuestro:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea Tu nombre;
venga a nosotros Tu Reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Terminamos con unas palabras del padre Gras:
Jesús, concédenos la gracia de formar grupos
de corazones agradecidos,
que unidos al tuyo, atraigan a otros
y formemos el trono de tu Soberanía.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. Cristo, Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.