Miércoles 14 septiembre

Buenos días, Cristo Reina. Comenzamos la oración, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, amén.



Cerramos nuestros ojos, relajamos nuestro cuerpo, y nos disponemos a escuchar con el corazón la siguiente parábola:

Hubo una vez, un hombre muy rico que tuvo que viajar lejos, entonces reunió a sus siervos y les confió sus riquezas. A cada uno les dejó la parte que debían administrar mientras él estaba ausente. Al primer siervo le dejo cinco talentos, que era bastante dinero, al segundo siervo le entrego dos talentos y al tercero uno solo.
El siervo que recibió los 5 talentos invirtió todo lo recibido y obtuvo 5 talentos más. El segundo siervo que recibió dos talentos, hizo lo mismo que el anterior siervo, invirtió y obtuvo 2 talentos más de lo recibido. En cambio, el tercer siervo que recibió un talento, no tuvo mejor idea que esconder el único talento que recibió.
Al volver el hombre rico de su viaje, se alegró mucho al ver que sus siervos habían duplicado sus talentos, los felicito y les dijo:
- ¡Muy bien! Por haber hecho lo correcto, por su fidelidad les daré mucho más. Pero . . . Al siervo que le dio un talento le pregunto:
- ¿Qué hiciste con el talento que te di?
- Bueno, yo lo escondí para que estuviera más seguro.
El señor le dijo: si hubieras invertido lo que te di, habrías sido más productivo, al igual que tus 2 compañeros. Entonces el señor le quito el talento y se lo entrego a quien tenía 10 talentos.

Piensa en eso que se te da muy bien hacer, y que, cuando lo compartes con los demás, te hace sentir muy bien. Eso, es el don o los dones que Dios te ha regalado, esos talentos que te hacen muy especial… ¿qué crees que quiere que hagas con ellos? ¿dejarlos escondidos solo para ti? O ¿compartirlos con los demás? Pues sí, él quiere que los compartamos, por eso, este nuevo curso tenemos una nueva oportunidad para sacar esos dones y ponerlos al servicio de los demás. No olvides que, su reino es por ti y es para todos.

Oración:
Señor gracias por esta nueva oportunidad de empezar y seguir aprendiendo y creciendo de tu mano…
Quiero pedirte que mi mirada sea profunda y limpia para mirar con esperanza los días que voy a compartir junto a mis compañeros y profesores.
Acompáñame en la travesía del crecimiento, de la entrega, del amor y de la lucha por un mundo más humano y más justo para todos.
Hazme caminar consciente y atento a todas las situaciones y personas con las que me iré cruzando en este tiempo, que sepa mantener siempre la ilusión de amar como Tú nos amas.
Quítame el miedo a los cambios y a las preguntas que oprimen mi corazón y mi mente, y ayúdame a encontrar la mejor respuesta en cada ocasión.
Que dé la bienvenida con una sonrisa a todos los que me ofrezcan su mano y sepa crear con ellos una red de acogida, de presencia, de implicación y solidaridad de modo que cada nombre y cada historia me sean importantes.
Que reciba como un regalo personal tuyo cada una de las cosas creadas y sepa disfrutarlas, pero también cuidarlas y compartirlas no sólo con los míos.
Que en cada uno de mis gestos durante este curso no falte ni la ternura, ni la compasión, y que sepa comprender y acoger las alegrías y las tristezas de todos los que me rodean.
Que cada mañana despierte sereno y con energía, con un “gracias” en mi corazón y en mis labios, y que mis palabras y mis hechos, pequeños o grandes, anuncien que tu presencia sigue en viva entre nosotros.
Que mi espíritu esté abierto para descubrir lo que quieres de mí en cada momento y que mi oración sea un tiempo de amor y obediencia a tu Palabra.
Siembra toda mi vida con semillas de paz y de esperanza, que me hagan crecer como persona y mejorar el pequeño rincón de la tierra en el que me has puesto.
Te ofrezco todas las horas de este nuevo curso para que, sin miedos ni falsas excusas, sea capaz de enredarme en la vida de los demás ofreciéndoles lo mejor de mí. Ayúdame a sacar mis talentos y ponerlos al servicio de los demás.

Con este deseo, rezamos todos juntos un PADRE NUESTRO.




Cristo Vence, Cristo Reina, Cristo Impera, Cristo luz infinita, alumbra nuestra inteligencia, amén.

¡Qué tengáis un buen día!

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