Oración jueves 2 de junio

Buenos días, Cristo Reina, nos preparamos para comenzar la oración de la mañana.

Comenzamos la oración: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


MOTIVACIÓN:


Os invito a crear un momento de silencio, a cerrar los ojos y hacer unas respiraciones sencillas. De esta manera dejamos que Dios se haga presente en este momento, desde la calma y la tranquilidad.


Me gustaría comenzar hablando de la grandeza de las personas. Esos pequeños detalles que, en principio, pueden no parecer importantes. Los pequeños detalles moldean a las personas en acero inolvidable, las hacen únicas y excepcionales.

No se trata de personas que no tienen miedo a nada o que no han cometido errores, sino que son personas que siempre que pueden tienen una palabra de aliento, una mano amiga para tender, un buen pensamiento, una buena acción. Son sus pequeños detalles los que marcan la diferencia.

Ellas entienden el valor de vivir y de compartir y no se acobardan por los sinsentidos de la sociedad. Digamos que, estas personas, echan el freno en el momento adecuado y reparan en que vivimos a demasiada velocidad.

No destruyen a los demás con sus críticas ni con sus expectativas, pues uno de los “pequeños detalles” que ponen en práctica es aceptar incondicionalmente al otro. No solo es que amen al mundo, es que lo respetan porque son parte de él.

Los pequeños detalles poco a poco logran convertirnos en coleccionista de momentos emocionales. Estar al pendiente de las personas que apreciamos, es una hermosa forma de demostrarles lo importante que son para nosotros.

A todos nos gusta sentirnos valorados y queridos. Una simple sonrisa, una mirada sincera, una caricia, una sorpresa de la nada sorprenden a cualquiera.

Manifestar nuestra gratitud a través de pequeños detalles, nos enriquece el alma y hace que mostremos bondad hacia las personas que apreciamos y que son importantes para nosotros.

A través de pequeños detalles vamos conectándonos con las personas de nuestro alrededor, les expresamos el afecto que sentimos hacia ellos, demostramos confianza y apertura para construir una relación de empatía. ¿EMPATÍA? Bonita palabra para aplicarla en el día a día. Si nos pusiéramos en el lugar de los demás más a menudo evitaríamos muchas actitudes feas hacia los compañeros y compañeras. 

Las relaciones más satisfactorias y felices son aquellas donde cada día renovamos vínculos, no se necesitan regalos, sencillamente reciprocidad, una simple mirada, cariño, atención, y sobre todo tiempo para dedicarle a cada una de las personas que hacen nuestra vida más feliz y plena. Los pequeños detalles cotidianos son los que construyen grandes lazos emocionales entre las personas.

Un simple ¿Cómo has estado? ¿Vendrás a casa? ¡Me haces muy feliz! ¡Haces mis días diferentes! De parte de las personas que apreciamos, estimamos o amamos, son pequeños detalles que siempre nos motivarán y alegrarán de manera especial nuestros días. Porque… admitámoslo, es increíble cómo los detalles más simples tienen el poder de cambiar por completo un día que amaneció gris.

Es hora de reflexionar y compartir con nuestros compañeros:

Vivimos en un mundo que camina muy de prisa, inestable, vago y mantiene ocupado a las personas; la tecnología es lo que más deslumbra a las personas; las cosas grandes es lo que más llaman la atención. los acontecimientos que todos pueden ver… En fin, lo mejor es lo más grande y lo común.

Pero ¿Cuántas veces le has prestado toda la atención al canto de un pájaro? ¿Cuántas veces has contemplado con intensidad la sonrisa que te dedica una persona? ¿Cuántas veces has valorado más el abrazo de una persona en vez de un lujoso regalo? ¿Cuántas veces te has dedicado a contemplar la naturaleza? ¿Cuántas veces te has puesto a apreciar el ruido del viento, el sonido de las olas, el paisaje en un atardecer, los colores de una flor, el vuelo de una mariposa…? ¿Cuántas veces has valorado lo pequeño y esencial?

Lo esencial es invisible a los ojos.

Puede que hasta en uno de esos pequeños detalles esté lo que tanto buscas en la vida, y puede que haya estado presente todos los días frente a ti, pero nunca le has prestado la debida atención, todo porque es un pequeño detalle, pequeño pero que vale más que uno grande y que todos pueden ver. Anda, pero recuerda: nunca dejes de disfrutar esos pequeños detalles. La vida es más hermosa así.

Finalmente, vamos a rezar todos juntos la oración que Dios nos enseñó. 


PADRENUESTRO:

Padre nuestro,

que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo. 

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


Cristo vence, Cristo Reina, Cristo impera, Cristo luz infinita alumbra nuestra inteligencia. 

En el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo. Amén.


Que tengáis todos un buen día.


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