Miércoles 15 de junio 2022
Cristo reina
Comenzamos la oración de la mañana en el nombre del padre….
Si nos dejamos llevar por la música podremos imaginar como nos podemos introducir en nuestro mismo interior. Hagamos por un momento silencio interior, dejando de lado todos esos pensamientos que nos rondan la cabeza. Intentemos no pensar en el calor y dejemos que Cristo hable a nuestro corazón
¿Qué tal estas? Quizas hayas tenido la oportunidad de mirar a algúno de tus compañeros en este rato que has estado ene l patio. ¿Has podido ver lo maravilloso que es poder compartir la vida con los demás? Muchas veces no somos capaces de valorar estos pequeños gestos. Mira a alguno de tus compañeros y sin decir nada, dile a los ojos que lo quieres.
En este momento, ese espíritu que hay en ti acaba de llegar a otra persona que quizás este necesitada hoy de esa expresión.
Por que el amor todo lo puede.
Con el siguiente relato nos ponemos esta mañana en tu presencia con la finalidad de encontrarte en los hechos cotidianos de la vida.
Un hombre cogía cada día el autobús para ir al trabajo. Una parada después, una anciana subía también cada día al autobús con su perrito, y se sentaba en el lado de la ventana un asiento por delante de él.
La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana. Siempre hacía lo mismo. Un día, intrigado el hombre le preguntó qué era lo que tiraba por la ventana.
– ¡Son semillas! – le dijo la anciana.
– ¿Semillas? ¿Semillas de qué?
– De flores Es que miro afuera y está todo tan vacío… Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que sería bonito?
– Pero…Tardarán en crecer, necesitarán agua…
– Yo hago lo que puedo. ¡Ya vendrán los días de lluvia!
El hombre se despidió de la anciana y bajó del autobús para ir a su trabajo. No pudo quitarse de la mente que la anciana había perdido un poco la cabeza.
Unos meses después, al echar de menos a la anciana que ya nunca iba en el autobús, preguntó al conductor:
– ¿Sabe usted algo de la anciana que venía antes todos los días en autobús y sembraba el campo de semillas?
– Sí. Murió hace un mes… La pobre vivía sola. Sus hijos se marcharon al extranjero hace años. En el funeral sólo estaban dos vecinos y un perrito que tenía.
Al mirar por la ventana del autobús, vio todo el camino lleno de flores… ¡Todo lo que veía era un florido y hermoso paisaje! Las flores han brotado, se dijo, pero ¿de qué le ha servido su trabajo? No ha podido ver su obra.
De repente, oyó la risa de una niña pequeña que hablaba con su mamá. La niña señalaba entusiasmada las flores.
-¡Mira, mamá! ¡Mira cuántas flores!
Reflexión:
En cuántas ocasiones también nosotros caemos en la tentación de pensar que todo nuestro trabajo es en balde y que nunca dará fruto. Con bastante frecuencia tenemos que quitar de nuestra mente los pensamientos de desánimo; pero seguimos sembrando y sembrando. Sabemos muy bien que un día Dios hará llover y las flores surgirán en el corazón de muchos cristianos. Hagamos todo lo posible para ver en los pequeños detalles de nuestro día a día nuevas formas de hacer el bien.
Rezamos juntos el Padre Nuestro
Para terminar vamos a rezar todos juntos:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera.
Cristo, nuestro divino Bien, de todo mal nos defienda.
Amén.