Oración jueves 24 de marzo




¡Buenos días, Cristo Reina!

¡En este día que comienza, te pedimos Señor que tu paz esté en medio de

nosotros!

Enséñanos a tener una buena convivencia, a respetarnos y valorarnos unos a

otros.

Comenzamos la oración:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Evangelio según San Juan 14, 27- 31a

Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se

inquieten ni teman! Me han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes”. Si me

amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más

grande que yo.

Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes

crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el

Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario

que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

A diario escuchamos en las noticias o vemos en la vida cotidiana de la ciudad

actos de profunda violencia. La agresividad, el maltrato, la indiferencia, las

burlas, entre otras actitudes, van provocando situaciones que dañan a la

humanidad y no nos deja crecer en PAZ.

¡Les dejo la paz, les doy mi paz! Que estas palabras de Jesús, resuenen

con fuerza especialmente donde se vive situaciones de guerra, de violencia,

de injusticia y dolor.


OREMOS

En esta mañana le pedimos a Jesús que su Paz se haga presente en medio

nuestro y nos haga hombres y mujeres de Paz.


Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.

Donde hay odio, yo ponga el amor. 

Donde hay ofensa, yo ponga el perdón. 

Donde hay discordia, yo ponga la unión. 

Donde hay error, yo ponga la verdad. 

Donde hay duda, yo ponga la Fe. 

Donde hay desesperación, yo ponga la esperanza. 

Donde hay tinieblas, yo ponga la luz. 

Donde hay tristeza, yo ponga la alegría.


Señor, que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar; ser comprendido,


sino comprender,  ser amado, sino amar. 


Porque dándose se recibe; es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra

a sí mismo,  es perdonando, como se es perdonado,  es muriendo como se


resucita a la vida eterna.


PADRE NUESTRO:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a

nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también

nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la

tentación, y líbranos del mal.

Cristo vence, Cristo Reina, Cristo impera, Cristo luz infinita alumbra

nuestra inteligencia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo. Amén.

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