Oración jueves 13 de enero 2022

 Buenos días, Cristo Reina. Nos vamos preparando para la oración.


Buenos días, Cristo Reina-.Comenzamos la oración de la mañana en el nombre del Padre, el Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Una cálida tarde de verano, cuando estaba a punto de ponerse el sol, una mujer salió al jardín de su casa con una jarra de agua entre las manos para regar las flores.

En ese momento, tres ancianos de barba blanca  como la nieve traspasaban la valla de su propiedad y se sentaban sobre la hierba. Extrañada, dejó la jarra sobre el banco de piedra que tenía en la entrada y se acercó a hablar con ellos.

– Buenas tardes, caballeros. No les conozco… ¿Son nuestros nuevos vecinos?

Uno de los ancianos, el que estaba sentado a su derecha, se apresuró a responder:

– No, señora, no somos de por aquí.

La mujer se dio cuenta de que eran muy mayores y que además parecían cansados y hambrientos. Generosamente, les animó a entrar.

Los ancianos se miraron y el que estaba sentado a la izquierda tomó la palabra.

– Es usted muy amable pero no podemos ser invitados a una casa los tres juntos.

La mujer se quedó asombrada

– Perdone pero no entiendo lo que me dice ¿Qué quieren decir con que no pueden entrar los tres juntos? Mi casa no es muy grande pero hay sitio para todos.

El tercer anciano, situado en medio de los otros dos, sonrió y se lo explicó todo.

– Mi nombre es Riqueza y vengo a traerles toda la fortuna que se pueda imaginar. Mi compañero de la derecha se llama Éxito y viene cargado de fama y honores. El que está sentado a mi izquierda se llama Amor y quiere regalarles afecto y ternura a raudales.

Por un momento la mujer pensó que esos tipos tan extraños le estaban tomando el pelo pero antes de que pudiera decir nada, Riqueza siguió hablando.

– Solo uno de nosotros podrá cenar con ustedes, pues debe elegir entre la riqueza, el éxito o el amor. No se preocupe, esperaremos aquí mientras lo decide con su familia.

La mujer asintió con la cabeza y entró corriendo en la casa. Habló con su esposo y su hija, de 10 años y les contó lo que estaba pasando.

– Bueno, vamos a suponer que tienes razón. Dijo el marido. Si es cierto lo que cuentan ¡estamos ante una oportunidad increíble que no podemos desaprovechar!

– Quizá deberíamos elegir a Riqueza… ¿Te imaginas lo que sería ser ricos para siempre? ¡Tendríamos de todo y viviríamos como reyes!

La esposa negó con la cabeza.

– O bien…¿No sería mejor invitar a Éxito? Seríamos admirados por todo el mundo y la gente nos trataría de manera especial ¡Siempre he deseado ser una persona famosa e importante!

La niña, que escuchaba atentamente la conversación, los miró con incredulidad y expresó su más sincera opinión.

–          ¡Papá, mamá, no os entiendo! Lo más importante de la vida es el amor y es a Amor a quien debemos invitar a cenar.

Los padres se sintieron avergonzados y salieron fuera a hablar con los tres señores.

– Señores, nos gustaría muchísimo que pasaran los tres, pero como solo podemos escoger a uno hemos decidido que con mucho gusto invitamos a Amor. Si es tan amable, acompáñeme, por favor.

El señor Amor miró a la niña que estaba sentada a su lado, le guiñó un ojo, y resolvió el misterio.

– Todo tiene una fácil explicación: si hubiérais escogido el éxito o la riqueza los otros dos nos habríamos quedado afuera, pero me han elegido a mí, y a donde yo voy ellos van, pues donde hay amor, siempre hay éxito y riqueza.

¡Ahora todo estaba aclarado! El matrimonio entendió que vivir rodeados de amor es lo que realmente da la felicidad completa. Gracias a su maravillosa hija habían elegido bien, pues el amor les traería también éxito y riqueza en la vida.



Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que tengáis un buen día.



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