Viernes 3 de Diciembre

 

Buenos días Cristo Reina nos preparamos para la oración,

En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amen

 

El día 8 se celebra la festividad de María Inmaculada y hoy nosotros vamos a dedicar este ratito de oración a conocerla un poco mejor.

La Anunciación.

¿Te gustaría saber el momento en que Jesús comenzó a vivir entre los hombres? Pues yo te lo quiero contar, dijo María.

Yo vivía en Nazareth. Era la novia de José y pronto nos casaríamos.

Y sucedió que al sexto mes de embarazo de mi prima Isabel, mientras estaba yo haciendo las tareas de mi casa, envió Dios al ángel Gabriel a mi casa. Y entrando, me dijo: «Alégrate, María, el Señor está contigo».

 ¿Te imaginas qué noticia? ¡Saber que estoy llena del amor de Dios y saber que yo llevaré su amor a todo el mundo!

Yo me sorprendí mucho por estas palabras y me preguntaba si estaba entendiendo bien el significado de ese saludo. Si el ángel no me había confundido con alguien más.

Pero él me dijo: «No tengas miedo, María, me envía Dios». El ángel sí sabía que yo era María, me conocía muy bien. Dios se había detenido en mí para mirarme, escucharme, conocerme y llenarme de su amor.

Luego me dijo: «vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús». Cuando escuché este nombre pensé: ¿Yo seré la madre del Salvador? Entonces yo le pregunté: «¿Cómo será esto, si yo aún no estoy casada?». Yo sentí que el ángel me decía que en ese mismo momento iba a quedar embarazada, pero yo todavía no vivía con José.

El ángel me respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios».

Luego me dijo el ángel: «Mira, también Isabel, tu prima, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que nunca podría tener hijos, porque no hay nada imposible para Dios».

Mi prima Isabel ya era una mujer muy mayor y no había podido tener hijos. Sin embargo, para Dios nada es imposible. Él puede hacer que la estéril y anciana tenga un hijo y también puede hacer que la Virgen tenga un Hijo, Hijo de Dios.

Yo le contesté al ángel: «Aquí está la esclava del Señor; que se haga en mí según tu palabra». Yo le dije que sí a Dios. Le dije que aceptaba estar llena de su amor misericordioso y llevarlo a los demás. Le dije que aceptaba ser la madre de su Hijo. Yo quiero obedecer en todo a Dios. No quiero fallarle. Quiero que lo que Él quiera, sea siempre lo que yo quiera, lo que yo haga.

Y el ángel, dejándome, se fue. Y con qué alegría me dejó. Yo sólo pensaba: estoy embarazada de Jesús, del Hijo de Dios.

 

 Ahora todos juntos rezamos a María en inglés.



Como decía José Gras:

“LA SANTÍSIMA VIRGEN FUE, DESDE EL PRIMER INSTANTE DE SU SER NATURAL REINA, ES DECIR, TODA PURA Y LLENA DE GRACIA”.

 Seamos como María y digamos sí a Dios.

Cristo Vence, Cristo Reina, Cristo Impera. Cristo luz infinita, alumbra nuestra inteligencia. AMEN.

Que disfrutéis mucho de la familia en este puente.

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