Buenos días, Cristo Reina. Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. A veces, tenemos la costumbre de hacer otras cosas mientras rezamos: ponernos el babi, jugar con las manos, mirar a los compañeros o, simplemente, estar distraídos. Para rezar bien se necesita un recogimiento especial: debe notarse en nuestra postura, en la atención que ponemos en lo que escuchamos, en la participación cuando después comentamos lo escuchado con nuestras seños... Por esto, cerramos los ojos, nos sentamos bien en nuestra silla, apoyamos las manos en nuestras piernas, respiramos hondo una vez, otra, una vez más... y tratamos de relajarnos. Estaba Jesús una vez orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le rogó: "Señor, enséñanos a orar, lo mismo que Juan enseñaba a sus discípulos." Jesús les contestó: "Cuando oréis, decid la oración del padrenuestro." y se la enseñó. De esta manera fue como Jesús nos regaló esta maravillosa orac...