VIERNES 19
BUENOS DÍAS, CRISTO REINA, nos preparamos para la oración...
Cerramos los ojos, respiramos, sentimos como entra el aire por nuestra nariz y sale por nuestra boca. Agradecemos el aire sin el que no podríamos vivir.
Abrimos nuestro corazón a las palabras que vamos a Escuchar, y las repetimos en nuestro corazón con mucho cariño.
Jesús vive muy atento a la vida. Es ahí donde descubre la voluntad de Dios. Mira con hondura la creación y capta el misterio del Padre, que lo invita a cuidar con ternura a los más pequeños. Abre su corazón al sufrimiento de la gente y escucha la voz de Dios, que lo llama a aliviar su dolor.
Los evangelios nos han conservado el recuerdo de un encuentro que tuvo Jesús con una mujer en la región de Tiro y Sidón. El relato es sorprendente y nos descubre cómo aprendía Jesús el camino concreto para ser fiel a Dios.
Una mujer sola y desesperada sale a su encuentro. Solo sabe hacer una cosa: gritar y pedir compasión. Su hija está muy enferma.
Jesús le responde con una frialdad inesperada. Él tiene una vocación muy concreta y definida: se debe a las «ovejas descarriadas de Israel». «No está bien echar a los perros el pan de los hijos».
La frase es dura, pero la mujer no se ofende. Está segura de que lo que pide es bueno y, retomando la imagen de Jesús, le dice estas admirables palabras: «Tienes razón, Señor; pero también los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos».
De pronto Jesús comprende todo desde una luz nueva. Esta mujer tiene razón: lo que desea coincide con la voluntad de Dios, que no quiere ver sufrir a nadie. Conmovido y admirado le dice: «Mujer, ¡qué grande es tu fe!, que se cumpla lo que deseas».
El sufrimiento no conoce fronteras. Es verdad que su misión está en Israel, pero la compasión de Dios ha de llegar a cualquier persona que está sufriendo.
Cuando nos encontramos con una persona que sufre, la voluntad de Dios resplandece allí con toda claridad. Dios quiere que aliviemos su sufrimiento. Es lo primero. Todo lo demás viene después. Ese fue el camino que siguió Jesús para ser fiel al Padre.
ORACIÓN
Gracias Jesús por mostrarnos tu interés,
cariño y amor por los que sufren.
Poco a poco Jesús te voy conociendo más
y nos vamos haciendo más amigos.
Cuando sea mayor, quiero trabajar para cambiar el mundo
y llenarlo de tu amor.
Mientras tanto voy haciendo pequeños gestos que ayudan a los otros.
Lo mismo que Tú, Jesús.
Cristo vence, reina, impera,
Vuestro celestial amor, inunde, Jesús, la tierra.
P. Gras