Oración jueves día 25 de febrero

CRISTO REINA. BUENOS DÍAS

COMENZAMOS LA ORACIÓN EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.

AMÉN.

Lectura del Evangelio. San Lucas 10, 38-42 

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano."

Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."


Reflexiono y rezo. Respondo. 

¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Andamos inquietos y nerviosos con tantas cosas. Es cierto. A veces perdemos los papeles y nos convertimos en esclavos de la actividad. El mismo Señor que nos llama tantas veces a socorrer al tirado en el borde del camino, que nos envía a curar y a anunciar el Evangelio, nos invita a seguir el ejemplo de María, a disfrutar de su presencia y de su palabra.

Si supiéramos pararnos de vez en cuando para estar con el Señor... ¡cómo cambiaría nuestra vida!

En cierta ocasión preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta qué hacía cuando tenía muchísimo trabajo y contestó convencida: “rezar más”.

El que reza bien tiene más fuerza, más alegría, más amor, más voluntad para trabajar para los demás. Acción y oración no se contradicen. Y si se contradicen es que no rezamos bien o nuestro compromiso está desenfocado.

¿Cómo vives tú tu día a día? ¿Vives con prisas? ¿Dedicas algún momento para hablar con Jesús? ¿Dedicas algún tiempo para rezar?

Señor, mi vida no es vida auténtica. Porque vivo deprisa, porque huyo del silencio, porque prefiero tener a ser, pongo condiciones, porque sospecho de Ti, Señor; porque aborrezco el riesgo de optar y renunciar.

Así, Señor, nunca conoceré, por más que lo intente, ni el sabor de la paz, ni el precio de la alegría, ni el sentido de las lágrimas, ni el gusto de la vida, ni el encanto de la amistad, ni el valor del silencio, ni el milagro del amor.

Por eso te pido, Señor, que tu Espíritu me ayude a crecer en serenidad y silencio, en contemplación y escucha; a tener valor para fiarme de Ti, avanzando por el camino que me señalas y renunciando a todo lo que me aleje de Ti; a entregarme sin condiciones, del todo y para siempre.


Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...

Te pido que me ayudes a vivir de acuerdo con el Evangelio.


Rezamos todos el Padre Nuestro.


Me despido con estas palabras del padre Gras:

“Hemos de aclamar y hacer aclamar a Cristo Rey, con todas las energías de nuestra alma, con todos los latidos de nuestro corazón y con todas las respiraciones de nuestra vida”.


Si da tiempo escuchar la canción de Alejandro Sanz “Viviendo Deprisa”


CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA, CRISTO LUZ INFINITA, ALUMBRE NUESTRA INTELIGENCIA. AMÉN.


EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN


Entradas populares de este blog

Oración Jueves 23 de Enero 2025

Martes, 19 noviembre

Oración de la mañana, Lunes 25-01-2021