Oración martes 22-12-2020

Buenos días, Cristo Reina.
Comenzamos la oración, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, amén.

Os invito a que cerréis los ojos y os imaginéis la pequeña historia que os voy a contar...

Hace mucho tiempo, en un lugar lejano, un viajero llegó a una tierra que no conocía. De inmediato le llamó la atención la hermosura del lugar, de sus arroyos y sus campos, las casas irradiaban un aire de paz y alegría que lo dejaron asombrado.
Siguió caminando cuando vio unos niños jugando y a sus padres que salían a su encuentro y con una enorme sonrisa le invitaron a quedarse con ellos unos días.
El viajero aprendió muchas cosas, por ejemplo a hornear el pan, a trabajar la tierra, a ordeñar las vacas… pero había una que le llenaba de curiosidad. Cada día, a veces en varias ocasiones, los miembros de la familia se acercaban a una mesita donde habían colocado las figuras de María y José, junto a un burrito color marrón y una vaca; y muy despacito dejaban una pajita entre María y José. Al cabo de los días la cantidad de pajitas iba aumentando y se iba formando un colchoncito que cada vez parecía más cómodo.
Cuando le llegó al viajero el momento de partir, la familia le entregó un pan calientito y frutas para el camino, lo abrazaron y se despidieron. Ya se iba cuando, dándose vuelta, les dijo:
– “Quisiera hacerles una pregunta antes de marcharme… ¿Por qué iban dejando esas pajitas a los pies de María y José?”
Todos sonrieron, y el niño más pequeño le dijo:
– “Cada vez que hacemos algo con amor, buscamos una pajita y la llevamos al pesebre. Así vamos preparando para que cuando llegue el niñito Jesús, María tenga un buen lugar para recostarlo. Si amamos poco, el colchón va a ser un colchón delgado y por lo mismo frío; pero si amamos mucho, Jesús va a estar más cómodo y calientito.”
Por fin el viajero pareció comprenderlo todo y sintió ganas de quedarse con esa familia hasta la Nochebuena. Pero una voz de su interior lo invitó a llevar por otros pueblos el maravilloso mensaje de AMOR que había aprendido de esta sencilla familia… aprendamos nosotros también y tengamos reservado en nuestros hogares un lugar calientito y cómodo donde María pueda recostar al Niñito Jesús el día de Navidad.



Rezamos todos juntos, un Padre Nuestro...

Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y libranos del mal, amén.


QUE PASÉIS TODOS UNA FELIZ NAVIDAD

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