Oración de la mañana: Miércoles 9 de diciembre 2020
Buenos días, Cristo reina, nos preparamos para iniciar la oración de la mañana.
Comenzamos la oración: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Comenzamos la oración: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
EL MISTERIO DE LA NAVIDAD (ADVIENTO)
Hace mucho, mucho tiempo, la Virgen María se estaba preparando para Navidad. Había llegado el tiempo de que empezara a tejer la mantita para el Niño Dios que nacería muy pronto. Se fue caminando entre las estrellas y ellas le dieron hilos radiantes de cristal para la mantita. La luna le dio hilos de plata y el Sol brillantes hilos de oro. Y así la Virgen María juntó todos los hermosos hilos y empezó a tejerlos. Pero los hilos se separaban todo el tiempo y ella no podía tejerlos. Continuó su camino, buscando y buscando.
"¡Queridas piedras!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan fuertes y firmes, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantita para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras señalaremos tu camino hacia el establo y haremos un suelo fuerte y firme para tus pasos, pero no te podemos ayudar a tejer los hilos".
"¡Queridas plantas!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan hermosas y verdes, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantita para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras te haremos un jardín donde crezca la flor de la Navidad, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
"¡Queridos animales!", dijo la Virgen María, "vosotros que sois tan ágiles y alegres, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantita?"
"No, madre María, nuestro hermano el burrito te ayudará y te cargará durante tu largo viaje, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
La Virgen ya no sabía adónde ir a pedir ayuda, pero entonces se acercó un Ángel y muy suave le dijo:
"Madre María, tienes que pedir a los niños amor de sus corazones y cuando estos niños de la Tierra te envíen su amor, entonces podrás tejer la mantita del Niño Jesús".
Y eso fue lo que sucedió. Y desde entonces, cada año en la época de Adviento, viene ese Ángel y nos trae luz. Cada niño puede coger esa luz para ayudar a la Virgen María a tejer la mantita del Niño Dios.
Pero para que esa lucecita que nos trae el Ángel se encienda en nosotros debemos ayudar y ofrecer nuestro amor a los demás.
Pensad que mientras las grandes tiendas preparan la Navidad decorando sus puertas y pasillos con nieve de algodón, trineos y abetos decorados, mientras que por las ventanas de las casas se van asomando arbolitos, guirnaldas y luces de colores, los cristianos con el Adviento, que es un tiempo de arrepentimiento, perdón y mejora, vamos preparando nuestro corazón para la Navidad.
Dios viene, Dios llega y como dice San Juan al inicio de su Evangelio: debemos preparad el camino del Señor, allanando sus senderos, es decir, trabajando cada día, intentado ser mejor persona y ayudando a los demás para conseguir que la luz se encienda en nuestro corazón.
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y recibían el bautismo de Juan, como signo externo de conversión, movidos y estimulados por el ejemplo de vida del profeta, porque también ellos querían ver la salvación de Dios.
Este es el verdadero sentido de la Navidad.
"¡Queridas piedras!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan fuertes y firmes, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantita para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras señalaremos tu camino hacia el establo y haremos un suelo fuerte y firme para tus pasos, pero no te podemos ayudar a tejer los hilos".
"¡Queridas plantas!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan hermosas y verdes, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantita para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras te haremos un jardín donde crezca la flor de la Navidad, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
"¡Queridos animales!", dijo la Virgen María, "vosotros que sois tan ágiles y alegres, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantita?"
"No, madre María, nuestro hermano el burrito te ayudará y te cargará durante tu largo viaje, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
La Virgen ya no sabía adónde ir a pedir ayuda, pero entonces se acercó un Ángel y muy suave le dijo:
"Madre María, tienes que pedir a los niños amor de sus corazones y cuando estos niños de la Tierra te envíen su amor, entonces podrás tejer la mantita del Niño Jesús".
Y eso fue lo que sucedió. Y desde entonces, cada año en la época de Adviento, viene ese Ángel y nos trae luz. Cada niño puede coger esa luz para ayudar a la Virgen María a tejer la mantita del Niño Dios.
Pero para que esa lucecita que nos trae el Ángel se encienda en nosotros debemos ayudar y ofrecer nuestro amor a los demás.
Pensad que mientras las grandes tiendas preparan la Navidad decorando sus puertas y pasillos con nieve de algodón, trineos y abetos decorados, mientras que por las ventanas de las casas se van asomando arbolitos, guirnaldas y luces de colores, los cristianos con el Adviento, que es un tiempo de arrepentimiento, perdón y mejora, vamos preparando nuestro corazón para la Navidad.
Dios viene, Dios llega y como dice San Juan al inicio de su Evangelio: debemos preparad el camino del Señor, allanando sus senderos, es decir, trabajando cada día, intentado ser mejor persona y ayudando a los demás para conseguir que la luz se encienda en nuestro corazón.
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y recibían el bautismo de Juan, como signo externo de conversión, movidos y estimulados por el ejemplo de vida del profeta, porque también ellos querían ver la salvación de Dios.
Este es el verdadero sentido de la Navidad.
ORACIÓN
Jesús ayúdame a preparar tu llegada,Dame fuerzas cada día para que se encienda la luz dentro de mí,
Ayúdame a ser solidario, a querer a los demás y ofrecerles todo lo que tengo. Sé que tú estás conmigo y tú luz brillará en mi.
Intentemos durante este tiempo (El Adviento) encender la luz dentro de nuestro corazón siendo testigos de Dios con nuestro trabajo diario.
Con este deseo, recemos juntos el PADRENUESTRO:
Padre nuestro,
que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Cristo vence, Cristo Reina, Cristo impera, Cristo luz infinita alumbra nuestra inteligencia. En el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo. Amén.
