Oración de la mañana (Jueves 29 de octubre)

 

Buenos días, Cristo Reina. 

Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Había una vez un vendedor de flautas que se recorría el mundo ofreciendo sus maravillosos instrumentos. Pero este vendedor no ofrecía flautas normales, no. Lo que vendía eran flautas mágicas.
Un día llegó a un pueblo muy pobre y muy triste. La gente disfrutó mucho con la música del vendedor de flautas. Pero solo una niña se acercó a comprar.
-Deseo tanto que mi padre baile. Con la única moneda que me queda compraré una de tus flautas mágicas. El vendedor le dio la flauta a la niña y se fue enseguida.

-Te han engañado, hija -dijo el hombre-. Ninguna flauta hará que un paralítico como yo pueda levantarse de la silla y andar, mucho menos bailar.

La niña salió corriendo a buscar al vendedor de flautas.  -Su flauta no funciona -dijo la niña. ¿No podría venir usted a mi casa y tocar para mi padre? -dijo la niña-. Así podría usted pasar la noche a cubierto y dormir un poco.

El hombre aceptó la oferta de la niña y se fue con ella, confiando en que su talento sería suficiente para que el hombre bailara.

Cuando el vendedor llegó a casa, la niña y su padre su pusieron muy contentos y empezaron a cenar. Charlaron y cantaron hasta que se quedaron dormidos. El vendedor de flautas se despertó enseguida y, cuando se preparaba para salir, el hombre le llamó: “tus flautas no son mágicas”.

El vendedor le dijo: La magia la pone la gente con su ilusión y sus ganas de divertirse. Yo solo les doy un aliciente. No me consideres un estafador, más bien un ilusionista, un mago. 
-¿Le contaremos la verdad a la niña? -preguntó el vendedor de flautas.
-Seguro que eres capaz de inventar algún cuento para explicarle por qué no funciona la flauta -dijo el hombre-. No te preocupes, con el tiempo lo entenderá. Ahora ilusión y esperanza es lo único que necesita.
Y vivieron felices por siempre.

Reflexión:
La ilusión de una niña o de un niño puede ser la mayor esperanza para un adulto. No dejemos de soñar, de mantener nuestros deseos siempre presentes, y de contagiar a los demás con nuestra sonrisa y ganas de vivir.
- ¿Hago feliz a mi familia?
- ¿Me preocupo porque estén bien?
-¿Puedo hacer algo para mejorarlo?
..........

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia. Amén.


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


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