20 mayo 2025
Martes, 20 de mayo de 2025
NOS VAMOS PREPARANDO PARA
LA ORACIÓN DE LA MAÑANA
Anunciación y Luispo- “Dijiste si” (letra)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
õ Bienvenidos al cole, nos disponemos para hacer la oración de la mañana, respiramos profundamente, dejamos que llegue el aire a nuestros pulmones y abrimos nuestro corazón a Dios, dedicándole unos minutos preciosos. Hacemos silencio en nuestro interior y con la mano puesta en el pecho escuchamos los latidos de nuestro corazón, justo ahí, sentimos a Dios que nos espera y nos habla.
õ MARÍA ESTÁ ATENTA A LA PALABRA DE DIOS EN SU VIDA
Dichosos los que la escuchan.
õ Escuchamos el Evangelio de San Lucas (11, 27-29)
«Mientras él hablaba estas cosas, aconteció que una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
õ LECTURA
õ Había una vez un niño llamado Samuel, que vivía en un pequeño pueblo. Una noche, mientras dormía, escuchó una voz que lo llamaba: «Samuel, Samuel». Se levantó corriendo y fue a ver a su maestro, pero este le dijo que no lo había llamado. Esto pasó varias veces hasta que su maestro le dijo: «Si vuelves a escuchar la voz, responde: ‘Habla, Señor, que tu siervo escucha’». Y así lo hizo. Dios habló a Samuel; tenía una misión especial para él.
õ Cometario
Esta historia de la Biblia nos enseña que Dios siempre está hablando en nuestro corazón, solo que a veces estamos demasiado ocupados o distraídos para escucharlo. María, al igual que Samuel, supo escuchar a Dios cuando le habló a través del ángel, y dijo que sí, aceptando una misión increíble: ser la madre de Jesús. Hoy os invitamos a que penséis cómo podéis ser como Samuel o María. ¿Estamos atentos cuando Dios nos habla en nuestro corazón? Puede que no escuchemos una voz fuerte, pero Dios nos habla a través de los buenos consejos, nuestros padres, de nuestros maestros, e incluso de nuestros amigos. Podemos decir «sí» a lo que Dios nos pide hoy dejando huellas de Bien en todos los que se nos acerquen.
õ Para que Dios nos de su fuerza
le decimos juntos la oración que
Jesús nos enseñó.
õ Terminamos con las palabras del Padre José Gras.
Reina de la paz,
tesoro inagotable de ternura,
concédeme que mis deseos
estén siempre sometidos a los de tu corazón.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.
õ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡¡ Os deseamos un buen día !!