Martes 13 febrero




Buenos días, CRISTO REINA, nos preparamos para la oración…Respiramos profundamente, vamos relajando nuestro cuerpo y disponemos nuestro corazón para acoger el mensaje de Jesús en esta mañana.

Escuchamos con atención la siguiente historia...

La familia de Dina iba a vivir en un miniplaneta. Hace algunos años, habría sido la mejor noticia. Pero ahora todo el mundo sabía que los miniplanetas, esas pequeñas y lujosas islas de tierra que flotaban en el aire, acababan estrellándose contra el suelo. 

Su misión era investigar el problema. Por eso viajaban a uno que estaba empezando a perder altura. 

Cuando llegaron quedaron sorprendidos: las casas eran increíbles, preciosas. Todo era nuevo y brillante. Nadie diría que tuvieran problemas. 

Dina no tardó en hacerse amiga de uno de sus nuevos vecinos, un niño muy simpático que además tenía los mejores juguetes. Un día, mientras Dina pilotaba uno de los preciosos drones de su amigo, un golpe de aire lo estrelló contra un árbol. 

- No te preocupes, Toni. Lo arreglaré. En mi familia somos muy buenos arreglando cosas. - Olvídalo, Dina, compraremos otro. Mis papás tienen dinero de sobra. 

- ¿Y qué hacemos con este? 

- Lo tiraremos al núcleo. Es donde se tira todo lo que sobra. 

Dina pensó en la cantidad de cosas que habría en aquel lugar, y suplicó a Toni que se lo enseñara. 

Fue entonces cuando Dina tuvo la brillante idea de construir nuevos juguetes con todo lo que había allí.

Lo pasaron tan bien inventando, que otros niños se unieron a ellos. En unos días, todos los niños del miniplaneta pasaban las mañanas delante del núcleo para recoger lo que tiraban sus papás y utilizarlo para sus inventos. Muchos papás se sumaron a aquella moda tan divertida y comenzaron a arreglar e inventar cosas con lo que parecía que no servía. 

Una tarde, los papás de Dina llegaron gritando de alegría. - ¡Ya no se hunde! ¡El miniplaneta está recuperando su sitio! Pero ese mismo día, llegó también el inspector 

- ¿Qué ha pasado aquí? ¡Ya no está todo nuevo y reluciente! ¿Y por qué nadie compra nada? 

Dina y el resto de niños le explicaron que no se puede estar metiendo cosas nuevas en un sitio si no se hace nada con las antiguas, porque para que quede bonito por fuera se está destrozando por dentro. 

Desde entonces nadie tiró o cambió cosas que pudiera arreglar o reutilizar, y dejaron de comprar cosas innecesarias. Así todos los miniplanetas recuperaron su fuerza y nunca más volvieron a estar en peligro.

Comentario/reflexión:

En estos días, estamos inmersos en la Campaña de Manos Unidas, en clase estamos reflexionando que, si todas las personas nos concienciamos de la importancia de consumir menos, y ponemos en práctica pequeños gestos, conseguiremos un mundo más justo para todos los seres vivos. 

Estamos conociendo historias como la de Marineli, una niña que nació en un pueblo de Honduras, donde no podían beber el agua por estar contaminada a causa de los vertidos de una fábrica textil.

En nuestro país, tirar una vez de la cisterna, gasta la misma cantidad de agua que la que tiene la familia de Marineli para lavarse, beber y cocinar durante un día.

Con pequeños gestos diarios, podemos ayudar a que muchas personas vivan un poquito mejor. 

Dios creo el Mundo para todos, no solo para algunos, y está en nuestras manos hacer que eso sea posible y que todas estas injusticias y desequilibrios entre unos y otros, poco a poco vayan igualándose.

Como cristianos, debemos tener claro que son las obras las que dependen de la fe. Tener una verdadera y autentica fe implica una fe activa, dinámica; no una fe condicionada y que sólo se queda en lo externo, en las apariencias, que se va por las ramas… La nuestra debe ser una fe real. Hay que ver con los ojos de Dios y dar siempre lo mejor de cada uno a los demás.

Además, estamos a las puertas de comenzar la Cuaresma, tiempo de cambio, tiempo de mejorar todo aquello que nos haga ser un poquito mejores y parecernos cada vez más a nuestro gran amigo Jesús.

Oración final:

Me voy haciendo mayor, Señor, y eso me hace feliz.

Ayúdame, Señor, a crecer también en el corazón.

Que sea mejor cada día, que tu amor me llene por dentro hasta contagiar a los que me rodean.

Que me preocupe del mundo, de la naturaleza que has creado y que nos empeñamos en ensuciar.

Quiero parecerme a Ti, trabajar con amor, cuidar a los demás y al planeta en el que vivimos.


En palabras de José Gras: “Nada hay tan honroso ni meritorio. como el servir bien a Dios.”


Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbra nuestra inteligencia, amén.


¡Qué tengáis un buen día!


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