Miércoles 21 de diciembre de 2022
¡Buenos días, Cristo reina!
https://www.youtube.com/watch?v=JkrxRCTGY2g
Nos preparamos para comenzar la oración de la mañana.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Respiremos hondo, dejemos que llegue el aire a nuestros pulmones
y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la
mañana. Haz silencio en tu interior y escucha… Por unos momentos desconectamos
de nuestros ruidos, escuchamos en el silencio los latidos de nuestro corazón,
sentimos a Dios que nos espera, sentimos al Niño Jesús que pronto nacerá…
La noche en que nació el Niño
Jesús en un pesebre de Belén, todos los pastores de la zona acudieron a hacerle
regalos. Unos le llevaban ovejitas, para que su lana pudiera abrigarle. Otros,
leña, para mantener vivo el fuego que alumbraba y calentaba el pesebre. Y otros
pastores llevaban grandes ramos de flores para adornar el portal.
Pero había una pastorcita, Marta, que era muy pobre y no tenía
nada que llevar. Ni oveja, ni leña, ni flores. Le daba tanta vergüenza
presentarse sin nada ante el niño Jesús, que decidió no ir. Se apoyó en el pozo
de su casa y comenzó a llorar. Entonces, vio una estrella muy brillante en el
fondo del pozo. Era el reflejo de una estrella que alumbraba con fuerza el
cielo.
Marta no se lo pensó dos veces: tiró el cubo al pozo y recogió
el reflejo de la estrella. Su cubo, lleno de agua, mostraba la estrella
brillar, y ella pensó que sería un fantástico regalo para el niño Jesús.
Así que Marta fue hacia el portal de Belén muy contenta, con su
estrella reflejada en el cubo de madera. De vez en cuando la miraba, a ver si
seguía ahí. Caminaba deprisa, para no perder su estrella. Al llegar al pesebre,
le mostró el cubo al niño Jesús, pero la estrella... ya no estaba. El tejado
del pesebre tapaba el cielo y la estrella ya no se reflejaba. Sin embargo, el
niño Dios sonrió.
Marta se puso a llorar muy apenada, y de pronto, una de sus
lágrimas comenzó a brillar con mucha fuerza. Se desprendió de su rostro y,
transformada en estrella, se elevó hasta lo más alto del cielo. Era la estrella
más brillante de todas, la más hermosa. Gracias a esta estrella, el resto de
habitantes supieron encontrar el lugar donde el niño Jesús acababa de nacer.
Desde entonces, en todos los belenes y en los árboles de
Navidad, se coloca una estrella, que hace recordar la historia de Marta, la
pastorcilla que sin tener nada, le regaló al niño Jesús lo más hermoso: su
amor.
El Adviento está a punto de dar paso al tiempo de
Navidad. Dios nos ha dicho en el Niño Jesús que sí, que Él está con
nosotros, que Él nos acompaña. Es presencia y protección. Él trae vida para
todos: justicia, paz, fraternidad… Abrid el corazón al Niños Dios,
preparemos su cuna con mucho amor porque viene a quedarse entre nosotros.
En palabras del
P. Gras:
María,
llamada feliz,
por
haber sido elevada
a
la dignidad de Madre de Dios
y
más feliz por haber creído,
alcánzame
una fe viva en Jesucristo, tu Hijo.
Rezamos juntos la oración que Jesús nos enseñó:
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz
infinita alumbre nuestra inteligencia. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
amén.
Qué paséis un bonito miércoles.