viernes 18 de febrero
Buenos días Cristo Reina,
nos preparamos para la oración
CANCIÓN: “Que canten los niños”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
El conejito pobre.
Hubo una vez
en un lugar una época de muchísima sequía y hambre para los animales. Un
conejito muy pobre caminaba triste por el campo cuando se le apareció un mago
que le entregó un saco con varias ramitas. "Son
mágicas, y
serán aún más mágicas si sabes usarlas". El conejito se moría de hambre, pero decidió no morder las ramitas
pensando en darles buen uso.
Al volver a
casa, encontró una ovejita muy viejita y pobre que casi no podía caminar. "Dame algo, por favor",
le dijo. El
conejito no tenía nada salvo las ramitas, pero como eran mágicas se resistía a dárselas. Sin embargó,
recordó como sus padres le enseñaron desde pequeño a compartirlo todo, así que
sacó una ramita del saco y se la dió a la oveja. Al instante, la rama brilló con mil colores,
mostrando su magia. El conejito siguió contrariado y contento a la vez,
pensando que había dejado escapar una ramita mágica, pero que la ovejita la
necesitaba más que él. Lo mismo le ocurrió con un pato ciego y
un gallo cojo, de forma que al llegar a su casa sólo le quedaba una de las
ramitas.
Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se mostraron muy
orgullosos por su comportamiento. Y cuando iba a sacar la
ramita, llegó su hermanito pequeño, llorando por el hambre, y también se la dio
a él.
En ese
momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito:
¿Dónde están
las ramitas mágicas que te entregué? ¿Qué es lo que has hecho con ellas?
El conejito se asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó
diciendo:
¿No te dije
que si las usabas bien serían más mágicas? ¡Pues sal fuera y mira lo que has
hecho!
Y el conejito salió temblando de su
casa para descubrir que a partir de sus ramitas, ¡¡todos los campos de
alrededor se habían convertido en una maravillosa granja llena de agua y comida
para todos los animales!!
Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien, y porque la magia
de su generosidad hubiera devuelto la alegría a todos.
Ahora
todos juntos, rezamos el Padre Nuestro.
En
palabras del Padre Gras.
“Necesitamos obras, no sonoras
palabras; necesitamos acción, no mímica”
Cristo Vence, Cristo Reina, Cristo Impera, Cristo luz
infinita alumbra nuestra inteligencia. Amén
En
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Que paséis
un buen fin de semana