Oración jueves 15 de abril

 Buenos días. Cristo Reina

Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Dios está conmigo….

Dios está conmigo. Saberlo es importante. Saber que es presencia que envuelve, que acompaña mis pasos y mis caídas, que pone un horizonte de sentido en la manera en que me relaciono con otros. Saber que estoy contigo es a veces un regalo, y otras una urgencia.....

¿Cuándo fue la última vez que, cerca de alguien o en algún lugar en particular, te sentiste acompañado, comprendido? Es curioso, pero todo el tiempo estamos relacionándonos con otras personas, yendo de un lugar a otro, pero pocas veces nos detenemos a pensar: ¿dónde y con quién me siento verdaderamente a gusto, en paz, libre? ¿Dónde y con quién me siento seguro, amado y perdonado?

No con todas las personas y no en todos los lugares nos sentimos acompañados.  Hay personas que tienen ese don maravilloso de crearte unas 'condiciones' tales, que te permiten ahondar en la propia interioridad y conectar mejor con los demás. Son personas que poseen ese don precioso de permitirte que seas tú mismo porque ellos lo son.

La presencia de Dios va más allá…, le descubrimos dentro, caminando con nosotros. Es una presencia que esponja el alma, acaricia el corazón, y enriquece el espíritu.

Al escuchar su evangelio, descubro las palabras de un amigo que me quiere y que me entiende, que  me acompaña, con una presencia cercana, discreta, que no se impone, pero que aparece cuando le invoco, hago silencio, pronuncio su Nombre… Y así podemos descansar en Él, contarle nuestras preocupaciones, o sentir en el silencio su compañía de amigo.

Hacemos juntos el camino, Señor. A veces con silencios y espacios vacíos, otras con silencios habitados, en los que te descubro presente en mi vida, invitándome a soñar, a crecer, a entregarme. ¿Acaso puedo encontrar mejor compañía?


Buenos días, Señor.

Gracias por un nuevo día que me regalas.

Gracias por tu presencia

que me acompañará siempre.

Quiero comenzar este nuevo día

con entusiasmo,

con alegría reestrenada,

con ilusión nueva.

Me da seguridad el saber

que Tú estás a mi lado:

en mi familia, en mis amigos,

en la gente con la que me voy a encontrar,

en mi propia persona.

Te ofrezco mi trabajo de este día.

Que mi esfuerzo sea de provecho,

sirva para la felicidad de los demás

y me ayude a encontrar mi propia paz.

Que, con mi trabajo, mi día sea un pedacito

del mundo que busco y sueño.

Ayúdame a llenarlo de entrega y amor.

Señor, que hoy viva de tal manera

que cuantos se acerquen a mi

descubran tu presencia y tu ternura.

Buenos días, Señor.


Rezamos juntos el Padre Nuestro…

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,  Cristo Luz infinita alumbra nuestra inteligencia.

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