Oración de la mañana, viernes 6 noviembre
Buenos días Cristo Reina.
Comenzamos la oración de la mañana, en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
En tiempos lejanos, la Tortuga, el Gamo, el Ratón y la
Corneja vivían juntos, unidos por una buena amistad.
Cada mañana, mientras el Gamo, el Ratón y la Corneja iban en
busca de alimentos, la Tortuga se llegaba hasta el cercano estanque,
donde pescaba peces que servían de entremés en la comida.
Al atardecer, amigablemente reunidos en su casita de ramas y hojas,
comían y charlaban alegremente.
Hasta que un mal día el Gamo, que estaba paseando por el bosque, regresó
asustado y dijo a sus compañeros:
- ¡Amigos, un cazador armado de arco y flechas
se acerca! ¡Sálvese quien pueda!
Cundió el pánico y el Ratón fue a ocultarse en su madriguera subterránea;
el Gamo, entre unas plantas; mientras que la Corneja, con un rápido vuelo,
fue a situarse en la copa de un árbol. Sólo la pobre Tortuga, incapacitada para
moverse con rapidez, cayó en poder del cazador, que la ató bien con una cuerda
y se la echó al hombro.
Cuando el cazador se alejaba con su botín, los tres amigos de la
desdichada cautiva salieron de sus escondrijos.
- Tenemos que hacer algo para salvarla - dijo
el Gamo.
Acto seguido, se dejó caer como si estuviera muerto, junto a la orilla
del estanque, mientras que la Corneja se le ponía encima, como si
fuera a comérselo.
El cazador, al ver aquello, cayó en la trampa: dejando a la
Tortuga en el suelo, corrió hacia el estanque. Éste fue el momento que
aprovechó el Ratón para roer la cuerda que apresaba a la Tortuga.
Por su parte, el Gamo y la Corneja, al ver acercarse al cazador,
escaparon raudos, dejándole asombrado y perplejo. Y todavía lo estuvo más
cuando, renunciando a apoderarse del Gamo, regresó al lugar donde había dejado
a la Tortuga y no encontró más que los restos de la cuerda con que la
había atado.
Protestando contra la astucia de los animales, el cazador se quedó sin
pieza alguna, mientras el Ratón, la Tortuga, el Gamo y la
Corneja celebraban alegremente su salvación.
Porque, por poderoso y fuerte que uno sea, nunca vencerá a los débiles
que se agrupan sólidamente. Recordad esto: la unión hace la fuerza.
Después de leer cómo esa unión le ha salvado la vida a la tortuga. Pensemos
ahora en nuestra vida, estamos pasando un momento muy delicado en todos los
aspectos y cómo unidos podremos sobrellevarlo y finalmente superarlo.
Canción. Color esperanza
En palabras del Padre Gras: El grito de UNÁMONOS…. Entiendo
que ha de ser más de OBRA que nunca.
Y ahora todos juntos rezamos la oración que Jesús nos enseñó…
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita alumbra
nuestra inteligencia, Amén