Oración de la mañana , viernes 27 Noviembre
Buenos días Cristo
Reina nos preparamos para la oración,
Canción “adviento”
En el nombre del padre,
del hijo y del espíritu santo. Amen
El comienzo del adviento me ha traído a la
memoria, una vez más, este cuento bien conocido.
"Martín era un humilde zapatero de un
pequeño pueblo de montaña. Vivía solo. Hacía años que había enviudado y sus
hijos habían marchado a la ciudad en busca de trabajo.
Martín, cada noche, antes de ir a dormir leía un
trozo de los evangelios frente al fuego del hogar. Aquella noche se despertó
sobresaltado. Había oído claramente una voz que le decía. ‘Martín, mañana Dios
vendrá a verte’. Se levantó, pero no había nadie en la casa, ni fuera, claro
está, a esas horas de la fría noche...
Se levantó muy temprano y barrió y adecentó su
taller de zapatería. Dios debía encontrarlo todo perfecto. Y se puso a trabajar
delante de la ventana, para ver quién pasaba por la calle. Al cabo de un rato
vio pasar un vagabundo vestido de harapos y descalzo. Compadecido, se levantó
inmediatamente, lo hizo entrar en su casa para que se calentara un rato junto
al fuego. Le dio una taza de leche caliente y le preparó un paquete con pan,
queso y fruta, para el camino y le regaló unos zapatos.
Llevaba otro rato trabajando cuando vio pasar a
una joven viuda con su pequeño, muertos de frío. También los hizo pasar. Como
ya era mediodía, los sentó a la mesa y sacó el puchero de la sopa excelente que
había preparado por si Dios se quería quedar a comer. Además fue a buscar un
abrigo de su mujer y otro de unos de sus hijos y se los dio para que no pasaran
más frío.
Pasó la tarde y Martín se entristeció, porque
Dios no aparecía. Sonó la campana de la puerta y se giró alegre creyendo que
era Dios. La puerta se abrió con algo de violencia y entró dando tumbos el borrachín
del pueblo.
– ¡Sólo faltaba este! Mira, que si ahora llega
Dios...– se dijo el zapatero.
– Tengo sed –exclamó el hombre.
Y Martín acomodándolo en la mesa le sacó una
jarra de agua y puso delante de él un plato con los restos de la sopa del mediodía.
Cuando el hombre marchó ya era muy de noche. Y
Martín estaba muy triste. Dios no había venido. Se sentó ante el fuego del
hogar. Tomó los evangelios y aquel día los abrió al azar. Y leyó:
– ‘Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve
sed y me diste de beber, estaba desnudo y me vestiste...Cada vez que lo hiciste
con uno de mis pequeños, a mí me lo hiciste...’
Se le iluminó el rostro al pobre zapatero.
¡Claro que Dios le había visitado! ¡No una vez, sino tres veces! Y Martín,
aquella noche, se durmió pensando que era el hombre más feliz del
mundo...".
El Adviento, es la esperanza de la venida de
Dios que de muchas formas nos visita.
Como decía José Gras:
“No hay verdad donde no
hay bien, no hay bien donde no hay amor”
Ahora todos juntos
rezamos un padre nuestro:
PADRE NUESTRO
CRISTO VENCE, CRISTO
REINA, CRISTO IMPERA. CRISTO LUZ INFINITA ALUMBRA NUESTRA INTELIGENCIA. AMEN.
Que paséis un buen día.