Oración de la mañana 10-11-2020

Buenos días, Cristo Reina.

Comenzamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Un árbol de albaricoques se encontraba en medio de un bosque de árboles de manzanas. Su gran tristeza era sentirse diferente; él quería ser como todos los manzanos que lo rodeaban. Este bosque era frecuentado por gente en busca de manzanas y, cada vez que el albaricoquero escuchaba que la gente estaba por allí para llevarse manzanas, se sentía muy avergonzado de que lo descubrieran. Incluso en muchas temporadas de frutos, su enorme tristeza le había impedido dar albaricoques. Pero hubo un día en el que un grupo de cosechadores decidió adentrarse más en el bosque en busca de mejores manzanas y se toparon con el albaricoquero. El árbol, sintiéndose desubicado, solo esperaba ser discriminado y talado, pero su sorpresa fue enorme cuando la gente que lo descubrió gritó de alegría y de entusiasmo; estaban hartos de comer manzanas y terminaron comiendo todos los albaricoques del árbol. En ese momento comprendió que debía dejar fluir lo mejor que sabía hacer: producir albaricoques. Pasado un tiempo, lo trasplantaron a la mejor tierra de la zona, lo cuidaron como a ningún otro árbol y usaron sus semillas para crear un grandísimo y hermoso bosque de albaricoqueros, siendo este el padre de todos y el más admirado.


Dios nos ha regalado un talento a cada uno de nosotros. A veces, queremos tener los talentos que los demás tienen y no nos preocupamos por el que Dios nos dio a nosotros. Nunca debemos olvidarnos que Dios es el que nos asigna los talentos conforme a Su plan para la vida de cada uno de nosotros. Nosotros no podemos elegir el talento para cada uno; eso le corresponde a Dios. Lo que nos corresponde a nosotros es ponerlo en práctica.


Te invito a que cierres los ojos y te preguntes: ¿cuál es el talento que Dios eligió para mí? ¿Qué talento es el que Dios me ha regalado? ¿Tengo el talento de comprender a los demás? ¿O quizás mi talento es ser cariñoso para saber consolarlos? ¿Tengo el talento de saber cómo puedo ayudar a los que me rodean? ¿Tal vez el talento de hacerlos felices?

Algunas veces pensamos que no tenemos muchos talentos, o simplemente nos cuesta ser capaces de ver el nuestro. A veces, no utilizamos nuestros talentos por miedo a fracasar o a lo que puedan pensar los demás. Pero nuestros talentos son un regalo de Dios y debemos utilizarlos para que los demás puedan ver a Dios a través de nuestras buenas obras.

El padre Gras le pedía a Dios que le ayudara a potenciar sus talentos diciendo: 

Corazón de mi Rey y Redentor,

lleno de misericordia,

llena mi corazón de fortaleza.


Con el deseo de que Dios nos dé a nosotros también fuerzas para potenciar nuestros talentos y compartirlos con los demás rezamos:



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que tengáis un buen día.







Entradas populares de este blog

Oración de la mañana, Lunes 25-01-2021

Oración martes, 17 de octubre de 2023

Oración de la mañana. Lunes 14 noviembre 2022.